domingo, 21 de febrero de 2010

Moros y Cristianos en la calle Elvira


En la calle Elvira hay muchos moros y pocos cristianos.
Mi amigo José Luis me lo cuenta todo y me cuenta el porqué.
Me ha contado que los locales que regenta la “morería” se van multiplicando mientras que los locales llevados por granadinos cada vez son menos. Eso está a la vista, pero veamos el motivo.
Los moros (cuando hablo de moros me refiero a ciudadanos de Marruecos, Irak, Irán, Siria, etc…) campan a sus anchas y abren sus negocios con total libertad. Se les exige muy poco para la apertura de sus negocios y se oye decir en la Federación Granadina de Comercio que la Delegación del Gobierno con un criterio sinuoso, contemporizador y apaciguador intenta contentarlos y para ello les exige un papel con un sello para obtener un permiso de actividad de dos años renovándoselo por este mismo período de otros dos años al cumplirse el plazo.
¡Ah esto no es así para un granadino! Todo el peso de la Ley, que es cuantiosa e insoportable, cae sobre sus espaldas cuando se decide a abrir aquí un local de negocios.
Se le exige al granadino un Proyecto de Licencia de Apertura y luego otro de Licencia de Actividad junto con un Proyecto de Legalización de las Instalaciones efectuadas. Cabría decir que bueno que esto se hace y ya está. ¡No! ¡No es así! porque cuando se empiezan a realizar estos Proyectos aparece una Normativa infinita que a veces raya con lo kafkiano.
Se entiende mejor con un ejemplo: Se trata de Andrés, mi amigo granadino, que tuvo que renunciar a seguir adelante. Alquiló un local de 7 m2 para exponer sus productos de antigüedades y aquí empezó su calvario. Primeramente le exigieron un Proyecto adaptado a la nueva Normativa del Código Técnico de la Edificación que le obligaba a instalar un Aseo que (dicho sea aquí entre nosotros) no le hacía ninguna falta ya que se pasaba el día vigilando su negocio desde el bar de enfrente que sí que lo tiene. El aseo no podía abrir directamente al local de negocio lo que implicaba hacer un Ante-aseo (ya los 7 m2 pasaron a 4 m2). Aquí no acabó el tema. Para el cumplimiento de la “Ordenanza para la Accesibilidad y la eliminación de barreras arquitectónicas” debería poder acceder a él un minusválido lo que implicaba hacer una rampa de acceso desde la acera (que por cierto no tiene en ese sitio ni 30 cm de ancho). Para el cumplimiento de las “Condiciones de protección contra incendios en los locales” se le obligaba a remeter la puerta hacia dentro del local para en caso de incendio en el interior poder abandonar el local inmediatamente con una puerta que abriese hacia la calle y no estorbase a los viandantes. Ya los 4 m2 empezaron a flaquear. Esto por no citar la “Normativa de Ahorro de Energía”, la “Normativa de Salubridad”, la “Normativa de Seguridad de Utilización”, el “Documento Básico de Protección frente al Ruido”. Luego además tenía que darse de alta en Hacienda como autónomo. Eran continuas reclamaciones y cada paso de estos sangraba su maltrecha economía. Total que ante este cúmulo de normativa y despropósitos abandonó la calle Elvira pasando su local inmediatamente a un moro que se veía libre (digamos que se pasaba por el arco del triunfo) todos estos requisitos.
¿Es lícita esta distinta vara de medir para los granadinos y para los moros?
¿No se está cometiendo una injusticia manifiesta con los granadinos?
Así pues los únicos que son vigilados y fiscalizados en esta calle son los granadinos.
La Policía y el Ayuntamiento, con sus continuas reclamaciones, persigue a los granadinos.
La cosa está llegando a tal nivel que los dueños de las casas acaban alquilando sus bajos a los moros que son los que pueden negociar aquí con total libertad.
Solo me queda remitir a los lectores a un artículo del escritor Angel Esteban titulado “Definitivamente Elvira” publicado en la revista “Volúmenes” Nº 44 de la Asociación de Promotores y Constructores de Granada en donde dice que “algunos de los 39 bares que hay en las dos aceras de esta calle apenas tienen, lo aseguro, las condiciones sanitarias e higiénicas requeridas por la ley y por el sentido común
Y nosotros que ya sabemos el porqué decimos ¡Está claro! ¡Es porque son de los moros!

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