La clase política constituye el tercer problema más preocupante para los españoles. Los españoles vemos en los diputados, senadores, concejales y demás fauna a unos profesionales que representan algo incomprensible en un teatro no frecuentado por público alguno. La política se ha separado tanto de la nación española que ni siquiera siente una hostilidad violenta hacia ella sino más bien una total indiferencia y se ve venir que estas sedes parlamentarias no serán derrocadas sino que se hundirán por su propio peso al ser incapaces de movilizar el menor sentimiento público.
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